Ilustración: Kanko |
Como provinciana recién llegada a la capital, he descubierto que, para el común de los defeños, los semáforos no son más que lucecitas en el cielo; que siempre cabe una persona más en el metro; que hay mil y un cosas maravillosas que hacer (lo difícil es saber cómo llegar a ellas); que hay zonas en las que es literalmente imposible salir a caminar, pero hay otras en las que desearía nunca dejar de hacerlo; y que Google Maps es mi mejor amigo. En una ciudad donde el caos comienza antes de las 7 am y todo, absolutamente todo, requiere un esfuerzo de proporciones épicas, se vuelve indispensable contar con una guía.
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